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Trastorno por déficit de atención e hiperactividad

El TDAH es una condición del neurodesarrollo que puede involucrar desatención, hiperactividad y/o impulsividad. Afecta la manera en que el cerebro regula la atención, el tiempo y las emociones. Puede iniciar en la niñez y persistir en la adolescencia y adultez.

Diagnóstico y tratamiento en adultos

El diagnóstico del TDAH es clínico: esto significa que el psiquiatra realiza una historia clínica completa, donde revisa los síntomas actuales, su inicio, evolución, antecedentes personales y familiares, y analiza si hay otros trastornos (como ansiedad, depresión o alteraciones del sueño) que puedan explicar las dificultades de atención o concentración.

Además de la entrevista clínica, se utilizan escalas y cuestionarios validados que sirven como herramientas de apoyo para medir la intensidad de los síntomas y su impacto en diferentes áreas de la vida. Estas pruebas complementan la información, pero no reemplazan el juicio clínico.

Con toda esta información, se integra el diagnóstico y se plantea un plan de tratamiento individualizado, que puede incluir psicoterapia, intervenciones psicoeducativas y/o medicación según corresponda.

 

En algunos casos específicos, el psiquiatra puede indicar pruebas neuropsicológicas cuando se requiere mayor profundidad diagnóstica o cuando existen dudas sobre funciones cognitivas específicas.
 

Importante: el diagnóstico de TDAH suele completarse en aproximadamente 2 sesiones. Esto porque el proceso es clínico y requiere integrar varias fuentes de información para llegar a un diagnóstico preciso.

Diagnóstico y tratamiento en niños y adolescentes

Para evaluar un posible TDAH en un niño o adolescente es necesario que pase una cita por psiquiatría, porque el diagnóstico es principalmente clínico y requiere una valoración integral. La primera evaluación incluye:
 

– Historia médica y antecedentes familiares, porque existen factores genéticos y condiciones médicas que debemos descartar.

– Examen mental y búsqueda de comorbilidades, ya que ansiedad, dificultades del aprendizaje, trastornos del lenguaje o problemas del sueño pueden generar síntomas parecidos.

– Entrevista completa con los padres y una entrevista adaptada al niño o adolescente, para entender los síntomas, su evolución y cómo impactan en casa y en el colegio.

– Revisión del desarrollo, comportamiento, sueño, emociones, habilidades sociales y funcionamiento escolar.

– Aplicación de escalas validadas que completan los padres y también los profesores; estas herramientas ayudan a contrastar la información en diferentes entornos (y pueden enviarse antes de la cita).

– Revisión de reportes, informes escolares o cuadernos de tutoría, que brindan información clave sobre atención, conducta y desempeño académico.
 

Con toda esta información, el psiquiatra realiza una formulación diagnóstica y plantea un plan de manejo inicial, que suele incluir psicoeducación para la familia, recomendaciones específicas para el colegio y, según el caso, opciones terapéuticas (psicoterapia y/o medicación).

 

En algunos casos específicos, el psiquiatra puede indicar pruebas neuropsicológicas cuando se requiere mayor profundidad diagnóstica o cuando existen dudas sobre funciones cognitivas específicas.

Importante: en cuanto al tiempo del diagnóstico, lo habitual es que se complete en aproximadamente 2 sesiones.

Esto se debe a que el TDAH requiere una evaluación clínica completa y, en niños y adolescentes, también debemos integrar información del colegio y de la familia.

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